¿Quién manda en el Congreso de BC?
Estrategia$
Domingo, 25 de Agosto de 2019
Lo que ocurre en el Congreso de Baja California es propio de calificarse como kafkiano. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, este término se utiliza para describir una situación absurda, angustiosa. Y es que, a menos de un mes de tomar posesión, la mayoría de quienes integran XXIII Legislatura no sólo han dado muestras de desprecio por la democracia, sino de ignorar y ultrajar preceptos básicos constitucionales. Con ello, de tener inclinación a violar principios morales y disposiciones jurídicas, cual si fueran viles malhechores.
Pese al alud de críticas sustentadas contra la llamada “Ley Bonilla”, mismas que permiten prever que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fallará en contra en caso de publicarse (¡el expediente está perdido!), nuestros flamantes legisladores buscaron una alternativa para que el Gobernador electo se quede 5 años en vez de los dos para los que se convocó a elecciones. Así, aprobaron realizar una consulta pública vinculante para determinar si la mayoría tolera que se amplié el periodo de mandato.
Recurriendo nuevamente a dispensa de trámite, en unos minutos el bloque de la Coalición Juntos Haremos Historia aprobaron la referida consulta. Poco les importó mantener la violación a nuestra Constitución General. Le añadieron otra: el que no puede extenderse un período de gobierno mediante este tipo de procedimiento. La iniciativa respectiva la presentó el presidente del Congreso, Catalino Zavala, quien tiene claro conflicto de interés en el tema. Y es que, según se ha dado a conocer, ocupará el cargo de Secretario de Educación y Bienestar Social del Estado. ¡Al diablo la ética y la moral! Todo es válido tratándose de amarrar un deber por más tiempo.
Estoy convencido que nuestro país no puede desarrollarse a la sombra de políticos sin escrúpulos. El avance de la economía y el bienestar general van de la mano con tener representantes preparados y honestos. Unos que respeten el Estado de Derecho y estén dispuestos a dar todo para que los demás hagan lo propio. De aquí que debamos manifestarnos -sin reservas ni temores- contra actos amorales, ilegales y autoritarios, si en verdad queremos que mejoren las cosas.
Los mexicanos anhelamos un cambio en el país. Uno que abra posibilidades de progreso y no retroceso. Es lo que prometió la 4T y es lo que debemos exigir. Hasta ahora, todo lo concerniente a la “Ley Bonilla” ha ido contra esta pretensión. De aquí que no debamos condescender con una Legislatura que ya destaca por iniciar con un desempeño peor de aquella que le antecedió. Si quieren hacer una consulta bien, pero que la hagan para ver si con su actuar queremos que sigan representándonos.
Una administración pública de dos años puede ser tan buena o mejor que una de cinco. Ello no depende del plazo de gobierno, sino de las metas que se tracen y logren. Es un hecho que el Ejecutivo estatal requiere de una reingeniería para sanear las finanzas públicas y reducir la burocracia. Si Jaime Bonilla Valdez lo logra con buenos resultados, los grandes proyectos pueden venir después. Y seguramente podrán realizarse bajo la dirección de alguien emanado de su partido.
Morena, en vez de torcer la ley para extender el periodo de mandato, debería mostrar su voluntad de cambio en beneficio de la sociedad y no de intereses personales, de grupo o partidistas. Convencer que es un movimiento diferente y no igual al de los rufianes que aguantamos por décadas bajo la llamada “mafia del poder”. Señores legisladores, ha llegado la hora de que aclaren quién manda en el Congreso: los políticos o los delincuentes. Tienen la palabra.
Monitor Económico de BC
Domingo, 25 de Agosto de 2019
Lo que ocurre en el Congreso de Baja California es propio de calificarse como kafkiano. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, este término se utiliza para describir una situación absurda, angustiosa. Y es que, a menos de un mes de tomar posesión, la mayoría de quienes integran XXIII Legislatura no sólo han dado muestras de desprecio por la democracia, sino de ignorar y ultrajar preceptos básicos constitucionales. Con ello, de tener inclinación a violar principios morales y disposiciones jurídicas, cual si fueran viles malhechores.
Pese al alud de críticas sustentadas contra la llamada “Ley Bonilla”, mismas que permiten prever que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fallará en contra en caso de publicarse (¡el expediente está perdido!), nuestros flamantes legisladores buscaron una alternativa para que el Gobernador electo se quede 5 años en vez de los dos para los que se convocó a elecciones. Así, aprobaron realizar una consulta pública vinculante para determinar si la mayoría tolera que se amplié el periodo de mandato.
Recurriendo nuevamente a dispensa de trámite, en unos minutos el bloque de la Coalición Juntos Haremos Historia aprobaron la referida consulta. Poco les importó mantener la violación a nuestra Constitución General. Le añadieron otra: el que no puede extenderse un período de gobierno mediante este tipo de procedimiento. La iniciativa respectiva la presentó el presidente del Congreso, Catalino Zavala, quien tiene claro conflicto de interés en el tema. Y es que, según se ha dado a conocer, ocupará el cargo de Secretario de Educación y Bienestar Social del Estado. ¡Al diablo la ética y la moral! Todo es válido tratándose de amarrar un deber por más tiempo.
Estoy convencido que nuestro país no puede desarrollarse a la sombra de políticos sin escrúpulos. El avance de la economía y el bienestar general van de la mano con tener representantes preparados y honestos. Unos que respeten el Estado de Derecho y estén dispuestos a dar todo para que los demás hagan lo propio. De aquí que debamos manifestarnos -sin reservas ni temores- contra actos amorales, ilegales y autoritarios, si en verdad queremos que mejoren las cosas.
Los mexicanos anhelamos un cambio en el país. Uno que abra posibilidades de progreso y no retroceso. Es lo que prometió la 4T y es lo que debemos exigir. Hasta ahora, todo lo concerniente a la “Ley Bonilla” ha ido contra esta pretensión. De aquí que no debamos condescender con una Legislatura que ya destaca por iniciar con un desempeño peor de aquella que le antecedió. Si quieren hacer una consulta bien, pero que la hagan para ver si con su actuar queremos que sigan representándonos.
Una administración pública de dos años puede ser tan buena o mejor que una de cinco. Ello no depende del plazo de gobierno, sino de las metas que se tracen y logren. Es un hecho que el Ejecutivo estatal requiere de una reingeniería para sanear las finanzas públicas y reducir la burocracia. Si Jaime Bonilla Valdez lo logra con buenos resultados, los grandes proyectos pueden venir después. Y seguramente podrán realizarse bajo la dirección de alguien emanado de su partido.
Morena, en vez de torcer la ley para extender el periodo de mandato, debería mostrar su voluntad de cambio en beneficio de la sociedad y no de intereses personales, de grupo o partidistas. Convencer que es un movimiento diferente y no igual al de los rufianes que aguantamos por décadas bajo la llamada “mafia del poder”. Señores legisladores, ha llegado la hora de que aclaren quién manda en el Congreso: los políticos o los delincuentes. Tienen la palabra.
Monitor Económico de BC