Recesión en México: ¿Profecía autocumplida?
Estrategia$
Miércoles, 31 de Julio de 2019
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer el día de hoy su estimado oportuno del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral para el periodo abril-junio de este año. De acuerdo con el organismo, la actividad económica aumentó marginalmente en 0.1% en términos reales frente al trimestre previo, impulsada por el sector servicios y con base en cifras ajustadas por estacionalidad. El dato permite despejar la incógnita que inquietaba a muchos respecto a si el país había entrado o no en una “recesión técnica”, después de un primer trimestre en que la economía retrocedió -0.2%.
Se entiende por “recesión técnica” aquella en la que el PIB presenta un resultado negativo durante dos trimestres consecutivos. Esta no necesariamente implica que se está en recesión económica, aunque constituye una primera señal. Las razones por las que se hace esta distinción son varias. En primer lugar, no hay que olvidar que las cifras recientes son de carácter preliminar. En segundo, si bien el PIB es esencial para medir el desempeño económico, no es el único indicador que se utiliza para determinar las fases del ciclo.
En los EUA, es responsabilidad de un comité especial del National Bureau of Economic Research (NBER) decretar oficialmente las fechas de inicio y fin de las fases de expansión y contracción en ese país. La institución puntualiza que no declara una recesión sólo en base al resultado negativo real del PIB durante dos trimestres consecutivos, sino como consecuencia del descenso significativo y generalizado de la actividad económica, situación que se refleja en el propio PIB, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y las ventas al mayoreo.
Es innegable que la economía mexicana ha mostrado signos de debilidad desde hace meses. Y que esta trayectoria se agudizó a partir de factores diversos, entre los cuales destacan la guerra comercial EUA-China, las amenazas de EUA de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas por el tema migratorio y las rebajas de las calificaciones crediticias del país. Asimismo, al debilitamiento de la inversión nacional y extranjera como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, conforme a la definición del NBER la economía dista de estar en recesión, aunque podría darse.
Por el momento, el resultado del Inegi descarta la recesión técnica. No obstante, confirma que continua la desaceleración y, por el tamaño de las variaciones, que la economía se encuentra en una etapa de estancamiento.
Muchas personas suelen decir: “tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe”. Este dicho popular tiene muchas acepciones. Tratándose de economía, puede interpretarse de la manera siguiente: si se insiste en que algo va a ocurrir, es probable que ocurra. Así, si la mayoría de los analistas coinciden en que aún puede haber una recesión, su predicción puede tener efectos psicológicos importantes sobre el comportamiento de inversionistas y consumidores, dando lugar a que se cumpla su pronóstico.
En las ciencias sociales al fenómeno anterior se le conoce como “profecía autocumplida” o autorrealizada. Y se define como “una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad”.
Es innegable que, desde antes de tomar posesión, el gobierno federal ha tenido marcadas diferencias sobre política económica con distintos grupos de poder, tanto en el país como en el extranjero. Y que estos contrastes han dado lugar a que se exacerben -intencionalmente a mi parecer- los riesgos para la economía.
Si persiste esa actitud -de que las cosas están mal y que pueden empeorar- la incertidumbre crecerá y, con ella, el ambiente pernicioso para el desempeño de las actividades productivas. Así, es seguro que la confianza de los consumidores y los inversionistas mermará. Y bajo este contexto, no se puede descartar que el país caiga en una recesión autoinfligida. De aquí que sea conveniente reflexionar sobre nuestras percepciones y tratar de juzgar las cosas con más objetividad. Nuestro bienestar depende de ello.
Monitor Económico de BC
Miércoles, 31 de Julio de 2019
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer el día de hoy su estimado oportuno del Producto Interno Bruto (PIB) Trimestral para el periodo abril-junio de este año. De acuerdo con el organismo, la actividad económica aumentó marginalmente en 0.1% en términos reales frente al trimestre previo, impulsada por el sector servicios y con base en cifras ajustadas por estacionalidad. El dato permite despejar la incógnita que inquietaba a muchos respecto a si el país había entrado o no en una “recesión técnica”, después de un primer trimestre en que la economía retrocedió -0.2%.
Se entiende por “recesión técnica” aquella en la que el PIB presenta un resultado negativo durante dos trimestres consecutivos. Esta no necesariamente implica que se está en recesión económica, aunque constituye una primera señal. Las razones por las que se hace esta distinción son varias. En primer lugar, no hay que olvidar que las cifras recientes son de carácter preliminar. En segundo, si bien el PIB es esencial para medir el desempeño económico, no es el único indicador que se utiliza para determinar las fases del ciclo.
En los EUA, es responsabilidad de un comité especial del National Bureau of Economic Research (NBER) decretar oficialmente las fechas de inicio y fin de las fases de expansión y contracción en ese país. La institución puntualiza que no declara una recesión sólo en base al resultado negativo real del PIB durante dos trimestres consecutivos, sino como consecuencia del descenso significativo y generalizado de la actividad económica, situación que se refleja en el propio PIB, el ingreso real, el empleo, la producción industrial y las ventas al mayoreo.
Es innegable que la economía mexicana ha mostrado signos de debilidad desde hace meses. Y que esta trayectoria se agudizó a partir de factores diversos, entre los cuales destacan la guerra comercial EUA-China, las amenazas de EUA de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas por el tema migratorio y las rebajas de las calificaciones crediticias del país. Asimismo, al debilitamiento de la inversión nacional y extranjera como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Sin embargo, conforme a la definición del NBER la economía dista de estar en recesión, aunque podría darse.
Por el momento, el resultado del Inegi descarta la recesión técnica. No obstante, confirma que continua la desaceleración y, por el tamaño de las variaciones, que la economía se encuentra en una etapa de estancamiento.
Muchas personas suelen decir: “tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe”. Este dicho popular tiene muchas acepciones. Tratándose de economía, puede interpretarse de la manera siguiente: si se insiste en que algo va a ocurrir, es probable que ocurra. Así, si la mayoría de los analistas coinciden en que aún puede haber una recesión, su predicción puede tener efectos psicológicos importantes sobre el comportamiento de inversionistas y consumidores, dando lugar a que se cumpla su pronóstico.
En las ciencias sociales al fenómeno anterior se le conoce como “profecía autocumplida” o autorrealizada. Y se define como “una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad”.
Es innegable que, desde antes de tomar posesión, el gobierno federal ha tenido marcadas diferencias sobre política económica con distintos grupos de poder, tanto en el país como en el extranjero. Y que estos contrastes han dado lugar a que se exacerben -intencionalmente a mi parecer- los riesgos para la economía.
Si persiste esa actitud -de que las cosas están mal y que pueden empeorar- la incertidumbre crecerá y, con ella, el ambiente pernicioso para el desempeño de las actividades productivas. Así, es seguro que la confianza de los consumidores y los inversionistas mermará. Y bajo este contexto, no se puede descartar que el país caiga en una recesión autoinfligida. De aquí que sea conveniente reflexionar sobre nuestras percepciones y tratar de juzgar las cosas con más objetividad. Nuestro bienestar depende de ello.
Monitor Económico de BC