El Fondo del conflicto EUA-Irán

Monitor Económico de Baja California
Jueves  de Mayo 30 de 2019

La razón del conflicto Estados Unidos-Irán es y ha sido tener el control absoluto sobre el petróleo y gas en medio oriente. Si bien esta ambición viene desde que Gran Bretaña y Francia derrotaron y disolvieron al Imperio Otomano (turco), para el coloso del norte la necesidad de dominancia se evidenció a partir de la crisis petrolera de 1973 y la revolución islámica de 1979, misma que derrocó y exilió al aliado sah Mohammad Reza Pahlavi.

El mismo principio aplica para explicar las sanciones contra Venezuela, pues no hay que olvidar que ésta ocupa el primer lugar mundial en cuanto a reservas probadas se refiere, con un estimado de 300 mil millones de barriles (mmb).

En medio oriente, Arabia Saudita es el país con las mayores reservas al sumar 269 mmb. Le siguen Irán con 158 mmb, Irak con 143 mmb, Kuwait con 104 mmb, Emiratos Árabes Unidos con 98 mmb y Libia con 48 mmb. Irán también destaca por ocupar el primer lugar en reservas de gas a nivel mundial.

Apropiarse del “oro negro” explica la mayoría de los conflictos armados en la zona. Y en las últimas décadas, la intervención militar de EU y sus aliados en casi todos los países productores. Hoy día, mantiene bases militares en Afganistán, Arabia Saudita, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Jordania, Kuwait, Omán y Qatar, por lo que sólo le falta el país persa para completar su presencia en la lista de los principales productores.

En una entrevista realizada en marzo de 2007 el general Wesley Clark, quien fue Comandante Supremo de la Nato durante la guerra de Kosovo, reveló que 10 días después del ataque a EU designado como 9/11, un general norteamericano (cuyo nombre se reservó) le mostró un memorando que describía cómo su país planeaba eliminar (“take out”) la amenaza de siete países de la región en cinco años, empezando por Irak, luego Siria, Líbano, Libia, Somalia y Sudán para finalizar con Irán. Y si bien la crisis del momento tenía que ver con actos terroristas, no se necesita mucho para entender lo que había en el fondo de ese plan.

La agresión a países señalados por Wesley es ya historia por lo que tarde que temprano EU encontrará justificación para actuar contra Irán. No falta quien opine que bien podría ser una trampa orquestad por la CIA para crear el pretexto que le permita concretar su proyecto hegemónico. Esto, sin importar el costo en vidas que podría significar tal y como sucedió en el caso de Irak. La invasión de EU y sus aliados en 2003 en busca de armas de destrucción masiva (mismas que resultaron inexistentes), así como la ocupación e insurgencia que le siguieron, ocasionó entre 151 mil y 460 mil muertes hacia 2011. Algunos afirman que las cifras podrían ser mayores: entre 655 mil y 1.2 millones, aunque no tienen manera de probarlo.

La República Islámica de Irán cuenta con poco más de 82 millones de habitantes que generan un PIB per cápita de alrededor de 4 mil dólares. Su economía depende de las exportaciones de petróleo (48%), químicos y petroquímicos, metales industriales, frutas, nueces y tapetes. Ha desarrollado tecnología propia que le permiten fabricar y exportar automóviles, tractores y maquinaria en general, aunque la mayoría de la población vive de las actividades primarias, destacando la ganadería ovina que provee de lana para la elaboración de las famosas alfombras persas. Se le considera un país en vía de desarrollo, por lo que está consciente de no tener capacidad para oponerse militarmente al gigante norteamericano y que enfrascarse en una guerra implicaría un sacrificio enorme para su población.

En base a lo anterior, en 2015 aceptó abandonar su programa para fabricar armas nucleares para lo cual firmó un acuerdo con los 5 países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EU, Reino Unido, Rusia, Francia y China), además de Alemania y la Unión Europea.

En mayo del año pasado, el presidente Donald Trump anuncio el retiro unilateral del referido acuerdo aduciendo que Teherán no se “alineaba” con occidente, pues mantenía su apoyo a grupos subversivos en Yemen, Iraq, Siria y Líbano. En abril de este año, el magnate subió la presión al indicar que consideraba al Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos y cualquier organización atada a éste, como terroristas.  El gobierno iraní respondió designando como organización terrorista al Comando Central de los EU, mismo que supervisa las operaciones militares estadounidenses en el Medio Oriente.

Hace un par de semanas Trump embistió de nuevo imponiendo sanciones a las exportaciones centradas en el sector de los metales industriales, la mayor fuente de ingresos por exportaciones de la República Islámica después del petróleo. Y amenazó con aumentar más la presión, a la vez que ordenó movilizar más fuerzas marítimas y tropas hacia la región.

Algunos creen que la presión hacia Irán es parte de una estrategia política de Trump para frenar los ataques de los Demócratas a su mandato. Pero muchos no están seguros, pues ven con preocupación que el aumento de las tensiones puede llevar a un desenlace violento. No hay que olvidar que las sanciones económicas contra Japón fueron el detonante para el ataque a Pearl Harbor.

En mi opinión, la invasión es inevitable, pues no se trata sólo de petróleo sino de enviar un mensaje a quienes ponen en duda la supremacía económica y militar de EU.  El problema se ha exacerbado por el interés de China y Rusia de asegurar en Siria, Irak e Irán gasoductos que permitan el suministro al gigante asiático y Europa. Y con ello, la posibilidad de incrementar las operaciones e importancia del petroyuan. EU no se detendrá para asegurar su control sobre el crudo de medio oriente. Y tampoco, para frenar a China que amenaza con desbancarlo del lugar que ocupa. Persia, pieza clave en este juego de ajedrez, representa la oportunidad de hacerlo.

Monitor Económico de BC