Nuevos billetes, ¿presagio de más inflación?

La Voz de la Frontera
Jueves, 13 de Septiembre de 2018

Varias personas me han preguntado acerca de la nueva emisión de billetes que el Banco de México puso en circulación a fines de agosto pasado, pues tienen inquietud de ser augurio de un aumento acelerado de los precios e incluso de una macro devaluación.

Al respecto me he permitido hacerles varias aclaraciones:

Primero.- Es responsabilidad primordial del banco central mantener baja y estable la inflación mediante la política monetaria. Y si bien en ocasiones resulta laxa (como lo refleja el hecho que los precios crecen normalmente por arriba de la meta mínima que se fija cada año), la mayoría de las veces cumple con el rango previamente establecido. Por ende, “no busca pegarse un tiro en el pie”.

Segundo.- La posibilidad de una macro devaluación repentina (de un día para otro), quedó eliminada al adoptarse el sistema de libre flotación a partir de 1994. Hoy las apreciaciones y depreciaciones obedecen al comportamiento de los mercados de divisas y no, como ocurría antes, a la decisión del gobierno en turno.

Es cierto, en este sexenio la depreciación del peso ha sido mayúscula, especialmente al compararse con el anterior. Cuando tomó posesión Felipe Calderón en diciembre de 2006, la cotización promedio mensual del peso fix era de $10.95 por dólar. Al concluir su período en noviembre de 2012 se había elevado a $13.07, una depreciación acumulada de 19.4%.

Por su parte, Enrique Peña Nieto inició en diciembre de 2012 con una cotización promedio mensual del peso fix de $12.87 por dólar y para agosto de este año ascendía a $18.86, una depreciación acumulada de 46.5%.

En este contexto, si bien se ha dado una depreciación acelerada del peso respecto al dólar, no se ha registrado una devaluación repentina y tampoco prevemos que ocurra.

Tercero.- Es normal hacer ajustes al diseño de billetes y monedas, especialmente cuando se busca mejorar las características de seguridad, funcionalidad y durabilidad.

En 2013 se cambió el billete de 50 pesos por motivos de seguridad, pues era el más falsificado. Ahora se introduce una nueva familia de billetes, empezando con el de 500 pesos por ser el de mayor circulación (representa 4 de cada 10) y también por ser el tercero más falsificado (después del de 200 y 100 pesos).

La sustitución de otras denominaciones será un proceso paulatino. En 2019 entrará el de 200 y el de mil en 2020. Para los de 100 y 50 no se tiene fecha establecida, pero se espera que salgan en 2021 y 2022, respectivamente.

La fecha de introducción de un billete de 2 mil pesos se dará a conocer una vez que se decida si se utilizará. El billete de 20 desaparecerá gradualmente al sustituirse por una moneda.

La acción de sustitución de billetes y la emisión de nuevas denominaciones era algo esperado ante el avance de los precios, desde la adopción del “nuevo peso” en enero de 1993. De esa fecha a julio de 2018, la inflación acumulada asciende a 669.9%, lo que significa que para igualar el mismo poder adquisitivo que tenía un peso en 1993, hoy necesitamos 7.70 pesos.

Lamentablemente, el avance de precios es un proceso continuo en épocas de estabilidad y de expansión económica. De aquí que las monedas de 5, 10 y 50 centavos se utilicen menos. Con el transcurso de los años no sólo veremos un billete de 2 mil pesos, sino de 5 y hasta de 10 mil pesos. A su vez, la sustitución de los de 50 y 100 pesos por monedas, tal y como ya se inicia con el de 20 pesos.

Los cambios de moneda normalmente no son agüero de más inflación, sino el reconocimiento implícito y respuesta a la del pasado. Y lo único que debemos temer es no llegar a confundir los nuevos billetes de 500 con los de 20 pesos al pagar una compra.